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MATLATZINCA




Matlatzinca es la palabra con que los mexicas llamaban a este grupo prehispánico que poblaba diversas regiones.
En náhuatl (lengua mexica) significa "los señores de la red" o "los que hacen redes", que viene de “matlatl” = red; “zintil” = reverencial y “catl” = gentilicio.

La red la usaban para transportar enseres, comida, y para desgranar maíz.
Otro uso básico que le daban a la red es que cuando deseaban hacer sacrificios rituales a sus divinidades, metían al sacrificado en al red, la retorcían hasta estrujarlo de tal forma que moría arrojando las vísceras. Por eso la red tenía tanta importancia para este grupo, al grado que con esa palabra fueron distinguidos así por el naciente imperio mexica.

Originalmente, los primeros migrantes matlatzincas vinieron en la gran peregrinación de Chicomoztoc hacia el Valle de México, y se establecieron en las fértiles tierras del valle de Toluca alrededor del año 1120.
Con esto, el territorio del valle de Toluca estaba ocupado en gran parte por los matlatzincas. Fueron la población mayoritaria en el occidente del Estado de México, y parte de los de Michoacán, Guerrero y Morelos.

Este es el motivo por el que este recorrido por el corredor del Chichinautzin alrededor del Valle de Toluca se llame Matlatzinca.

Después del año 1400 los mexicas conquistaron estas tierras y se establecieron en territorio matlatzinca. El comercio creció. Los mexicas, mazahuas y otomíes se extendieron por el territorio, mientras que los matlatzincas disminuyeron.
Imagínate la cantidad de idiomas que se hablaban en la región, aunque como los mexicas eran los dominantes imperiales el náhuatl era el idioma de las transacciones en la región.

Luego sucedió la conquista por parte de los europeos, de modo que algunas poblaciones cercanas ganaron importancia por motivos mineros como es el caso de Temascaltepec (oro y plata) o Taxco (plata).
Los españoles se repartieron las tierras y la gente que las poblaba. Dicho sistema se llamaba “encomiendas”. Toluca en particular fue otorgado a Hernán Cortés, territorio que formó parte del Marquesado del Valle.

La orden franciscana llegó a las tierras matlatzincas. Construyó templos y evangelizó comunidades. Después llegaron los agustinos e hicieron la misma labor.

Primero con la invasión mexica que les impuso un nuevo idioma, religión y señorío, y luego con los españoles que hicieron eso y más, el resultado fue que la lengua, la cultura y la identidad matlatzinca se perdió casi por completo.

Sumado a estos problemas históricos, en los últimos dos siglos (México Independiente, Reforma, Revolución, siglo XX y el actual) los matlatzincas han tenido una extrema desintegración grupal. Por ser minoría, por ser indígenas, por ser pobres, por emigrar en busca de oportunidades que no aparecen después por ningún lado.

Actualmente únicamente están agrupados en San Francisco Oxtotilpan, una de las 28 comunidades en el municipio de Temascaltepec, Estado de México.
Debido a que San Francisco es su santo patrono, su fiesta principal es el día 4 de octubre. Tres cuartos de la población es católica.

Este breve relato que abarca una historia de nueve siglos (XII al XXI) deja ver la llegada, esplendor y caída casi al punto de la extinción de una gran cultura que en su momento llegó a ser la mayoritaria en una gran y fértil extensión.
Aprovechando que este viaje pasa por una importante zona de conservación de la naturaleza, es aquí justo el punto para resaltar que lo cultural también se extingue, y por lo tanto, cualquier esfuerzo por su valoración y conservación tiene profundo sentido.
El patrimonio es más que la pura naturaleza, es también lo que el hombre hace de positivo, especial y definitorio aplicando su talento, su sensibilidad, su capacidad y su creatividad.
Y la extinción puede borrar de la faz de la tierra tanto a un ecosistema como a una cultura.