Al ir llegando a esta población aparecen anuncios de balnearios y opciones de estacionamiento.
Precisamente por la cantidad de gente que llega a venir a Chalma, es recomendable dejar el auto en las primeras opciones que aparecen a la entrada de la localidad.
Por ejemplo, a la entrada del poblado está el amplio estacionamiento “Castillo” del lado derecho de la carretera, cobra aproximadamente 30 pesos tiempo libre, y permite dejar el auto en un lugar seguro, para continuar a pie. Esta opción resulta muy conveniente. Es posible dejar el auto en un estacionamiento más céntrico, aunque será con espacio más limitado, y con algo de tráfico.
Si por alguna razón en esta ocasión no se desea entrar a conocer el Santuario y el poblado, y solo se quiere continuar hacia Malinalco, entonces pues simplemente se continúa avanzando en el auto, atravesando el lugar yendo como se dijo, en dirección a Malinalco siguiendo los letreros.
Para abandonar Chalma (si es que se estacionó al inicio del poblado) se tendrá que cruzar la localidad, notando negocios tanto de elementos religiosos como de natación debido a los numerosos balnearios en el lugar. Es curiosa la mezcla de imágenes religiosas y trajes de baño, sombreros, cruces, artesanías, zapatos, sanitarios, comida, regaderas, en torno al mercado municipal y un sitio de taxis.
De por si Chalma es un centro de peregrinación que en diferentes fechas recibe a miles de fieles, y además cuenta con centros de esparcimiento como los mencionados balnearios, pues entonces para terminar de hacer las consideraciones pertinentes en cuanto a posibles aglomeraciones y tráfico, es importante considerar que además de las acostumbradas fiestas cristianas como son la Epifanía, la Cuaresma o la Semana Santa, que atraen muchos visitantes al Santuario, también está la fiesta más profunda en este lugar que es el día 1 de julio en torno a la santa imagen.
Los frailes agustinos que viven en el lugar también celebran el 28 de agosto, el día de San Agustín y el 29 de septiembre día de San Miguel, el patrono de la localidad.
AGUA
Al lado del santuario pasa el río que comparte nombre con la población, el río Chalma. Además del famoso santuario, también hay varios balnearios que refrescan al visitante, sin duda premian al peregrino, y que hacen más abundante la cantidad de personas que vienen hacia acá, así como más diversa la oferta al visitante.
OZTOTEOTL
La adoración en Chalma empezó desde la época prehispánica, cuando los antiguos pobladores rendían culto a la imagen del dios Oztotéotl, “dios de la Cueva”, ubicado en la parte alta del cerro, en une pequeña cueva. (Actualmente se llega a ella subiendo 91 escalones, en la pared oriente de la barranca).
Durante la conquista y el inicio de la colonia, los indígenas continuaron viniendo a adorar a su dios, pero el secreto no pudo conservarse por mucho tiempo.
La historia se funde con los relatos orientados a divinizar los eventos.
Se dice que en el año 1539, dos sacerdotes agustinos eran los encargados de evangelizar la zona, y cuando supieron que las prácticas religiosas prehispánicas continuaban en esta cueva a pesar de que ya habían cristianizado a varios pobladores, decidieron hacer un convenio, que implicaba terminar la adoración a Oztotéotl, convertir a todos los seguidores de él al cristianismo y cerrar este asunto.
Por eso, tres días después de su convenio con las autoridades locales y las cabezas de la comunidad indígena, decidieron ir hacia la cueva de Oztotéotl para colocar ahí una sencilla cruz y reemplazar la imagen pagana. Iban los sacerdotes mencionados, además de las autoridades civiles y los vecinos.
LOS MILAGROS
Al llegar todos a la cueva, en el sitio donde estaba originalmente el antiguo dios, ahora estaba colocada una fina y bien proporcionada pieza religiosa que mostraba a Jesucristo crucificado, el piso estaba lleno de flores, y sobre de el se encontraba despedazada la imagen de Oztotéotl. Todos ellos fueron testigos de este evento, que dentro de la terminología cristiana se denomina milagro.
Dicho crucifijo recibió entonces el nombre de “Sagrada Imagen del Divino Señor de la Cueva”
En dicha cueva estuvo expuesta la imagen de Jesús hasta 1683, bajo condiciones nada aptas para una figura tallada y delicadamente pintada. Por ello, su conservación intacta a pesar de lo inconveniente del sitio, se ha considerado un segundo milagro, después del de su insólita aparición.
LAS CONSTRUCCIONES
Resulta que un rico hombre de nombre Bartolomé de Jesús María, en un momento de su vida perdió todo y fue a dar a la cárcel. Probó su inocencia y al quedar libre decidió irse a un retiro a profundizar su espiritualidad y eligió las barrancas de Chalma a donde llegó en 1623.
El se encargó de construir las primeras estancias para recibir peregrinos que venían a adorar la santa imagen. Fue aceptado dentro de la Orden de los Agustinos con el grado de hermano lego, y se encargó de construir un convento muy modesto donde los frailes de la Orden pudieran hacer sus retiros de oración.
Un fraile de nombre Juan de San José se unió a Bartolomé y ambos cuidaban la santa imagen, y recibían peregrinos.
En 1680 se inició la construcción del Santuario y en 1683 se llevó la santa imagen de la cueva a su nueva morada. A la muerte de Bartolomé, su cuerpo fue enterrado en la cueva original de la Imagen.
Cien años después, en 1783, era ya tan grande la fama de este lugar, que Carlos III rey de España lo condecoró con el nombramiento de Real Convento y Santuario de Nuestro Señor Jesucristo y San Miguel de las Cuevas.
Ahora que ya le quitaron lo de Real y lo de Convento, y que las cuevas se han olvidado y que tanto preocupan los nombres que podrían subrayar un énfasis religioso, pues se llama Santuario Nacional del Señor de Chalma.
CRUCES EN EL CERRO
Algunas de las peregrinaciones, familias y grupos que visitan este Santuario se han encargado de colocar grandes cruces en las cañadas, y con el paso del tiempo hace de esto un escenario admirable y profundo.
Vale la pena detenerse a contemplar el panorama y pensar en el trabajo que ha implicado subir y colocar esas muestras de fe y devoción.
Una vez colocadas, los que la han puesto adquieren el compromiso de cuidarla, encargarse de que luzca y se conserve bien.
TRADICION DE LA CORONA DE FLORES
Luego de haber bailado en el Ahuehuete y haber rociado la corona de flores en el manantial que ahí nace, se lleva dicha corona hasta la entrada del santuario de Chalma, en donde justo en la puerta hay tubos por donde se insertan las coronas, que van quedando acumuladas una sobre otra.
Resulta interesante mirar que cuando el tubo vertical se llena, lo quitan y ponen otro vacío.
Estas coronas que actualmente se pueden adquirir pocos kilómetros antes, son la señal que antiguamente distinguía a los peregrinos caminantes, que al acercarse con cansancio, hambre o sed, eran fácilmente identificados y contaban con el apoyo de la gente para recibir techo, mesa, agua.
SALA DE AGRADECIMIENTOS
En cierto espacio del Santuario, hay una escalera que lleva a un gran salón, y desde los primeros escalones hasta el último rincón de el espacio superior, las paredes están repletas de objetos que expresan el agradecimiento que los fieles tienen para con el Santo Señor de Chalma.
De piso a techo las paredes están cubiertas de diplomas por ayuda a terminar estudios, recetas médicas por haber salido de una enfermedad, fotos de gente, listones, milagros, hay hasta bicicletas y cascos.
Puede uno pasarse horas leyendo, mirando y entendiendo la conexión tan profunda que hay entre las necesidades y angustias de la gente con la bendición que reciben de su fe, lo cual queda plasmado de forma material partiendo de un evento espiritual y divino.
Cuando se termine la visita de este sitio, se debe continuar por el mismo camino que se venía en la misma dirección, de manera que se siga avanzando en dirección al siguiente destino que es Malinalco. Habrá letreros señalando esa población. La distancia es de 9 kilómetros.
Es un carril de ida y uno de regreso con pocas desviaciones en un suelo en condiciones regulares que además tiene topes y baches. A la salida de Chalma sigue habiendo balnearios así como venta de truchas y mojarras.
En el km 113 aparece un letrero señalando “Malinalco centro” a la izquierda. Hay un arco doble con una jardinera al centro del lado izquierdo. Ahí es la entrada de Malinalco. Se debe pasar por debajo de ese arco y a dos kilómetros está el centro de la población.
Para distinguir cuando se acerca al centro se debe seguir por el camino pavimentado que será la calle llamada Morelos. Al llegar a su esquina con la calle Hidalgo desde el auto se verá de frente una tienda llamada “Toxquihuatl”, cuya esquina pareciera obstruir parcialmente la continuación de la calle Morelos. (Es que ahí se reducen los carriles).
En la calle Hidalgo dar vuelta a la izquierda. Avanzando unos pocos metros se llega al costado de la Iglesia principal, dedicada al Divino Salvador. Aquí ya se está en el centro de la población.